Las experiencias que vivimos en la infancia moldean profundamente nuestra visión del mundo, las relaciones y hasta la salud física y mental en la adultez.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 20% de los niños en el mundo experimentan algún tipo de trauma, ya sea abuso, negligencia o situaciones de alto estrés como pérdidas familiares o desastres naturales.
«La infancia es una etapa crítica para el desarrollo cerebral y la formación de la personalidad, los traumas afectan el sistema nervioso, provocando cambios en el cerebro que pueden impactar la capacidad de enfrentar el estrés y construir relaciones saludables en la vida adulta», explica Erika Perdomo, psicóloga de la Policlínica Dr. Carlos N. Brin.
Estudios recientes demuestran que estos traumas pueden dejar huellas duraderas, afectando el desarrollo emocional y físico de las personas.
Los datos revelan una fuerte relación entre las experiencias traumáticas en la niñez y una mayor predisposición en la adultez a problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y trastornos de estrés postraumático.
Además, investigaciones sugieren que los adultos con traumas infantiles tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades físicas, como problemas cardíacos y diabetes, comparado con aquellos que tuvieron una infancia estable y segura.
Sin embargo, no todos los niños expuestos a situaciones traumáticas desarrollan problemas en la adultez, factores protectores, como el apoyo familiar, el desarrollo de habilidades de resiliencia y el acceso a terapia, pueden mitigar los efectos negativos, «la resiliencia no es innata, se nutre cuando existen vínculos positivos con familiares, amistades incluso profesores que brindan refuerzos emocionales», añadió Perdomo.
Agregó que “lo que les damos a nuestros hijos es lo que ellos darán al mundo cuando crezcan”.
Para abordar y tratar los traumas infantiles, la Policlínica Dr. Carlos N. Brin ofrece atención individual diaria a pacientes que necesitan apoyo para manejar experiencias dolorosas del pasado, esta iniciativa busca reducir el impacto de los traumas y fomentar un desarrollo saludable desde la niñez, comprender y tratar los traumas infantiles es clave para mejorar la calidad de vida en la etapa adulta y construir una sociedad más saludable y resiliente.