La mujer originaria panameña tiene una larga historia de lucha y resistencia en defensa de sus derechos humanos y la protección de sus territorios, su cultura y tradiciones.
A pesar del reconocimiento nacional e internacional de la mujer indígena por la Organización de las Naciones Unidas, la realidad de la mujer originaria sigue siendo un desafío, donde prevalecen notorios casos de discriminación, pobreza extrema, violencia de género, desigualdad social e indiferencia comunitaria y del Estado.
Marcelo Guerra, Presidente de la Coordinadora Nacional de los Pueblos Indígenas de Panamá (COONAPIP), destacó que el rol de la mujer indígena en los 7 pueblos y 12 territorios y consejos a nivel nacional ha sido fundamental en la lucha por los derechos humanos y el reconocimiento de su riqueza cultural y ancestral.
“La mujer indígena panameña, con mucho sacrificio y tenacidad, se ha abierto camino logrando posiciones políticas, liderazgos tradicionales, participando activamente en tomas de decisiones, logrando altos niveles de educación y convirtiéndose en excelentes profesionales en diversos campos”. señaló Guerra.
Indicó que la lucha de la mujer indígena y de todas las poblaciones originarias continúa sin tregua contra la marginación, la exclusión, el irrespeto a su cultura, a sus tradiciones, a sus leyes y una ausencia permanente de planes de desarrollo y oportunidades socioeconómicas.
“Seguimos con nuestra lucha milenaria y reconocemos el valor y el indiscutible aporte que de manera incondicional ha dado la mujer indígena en apoyo permanente al bien común y fortalecimiento de nuestros pueblos”, concluyó el Presidente de COONAPIP.