Aaron S. Bracho M.
Nos enfrentamos como sociedad a una nueva etapa del brote del coronavirus en Panamá. Hoy lunes 8 de junio se cumplen 91 días del primer caso registrado de Covid-19 en el país. Con la narrativa: hacia la nueva normalidad y la suspensión de las medidas de confinamiento obligatorio, se empezaba a dar una idea del vivir como sociedad con el Covid-19.
Sin embargo, el incremento de casos nuevos en el contexto de la llamada nueva normalidad, sobre todo desde el miércoles 3 de junio con 514 casos nuevos reportados (Apenas 2 días después de la suspensión de la cuarentena), y sumando los 4 días siguientes el total de 2,310 casos en solo 5 días, preocupante. Ante el escenario de rebrote que se perfila, se emite nuevamente la medida de confinamiento obligatorio, y movilidad por número de cédula y sexo.
Por otro lado, con mucho asombro, escuchamos durante la conferencia de prensa de este domingo 7 de junio, el anuncio por parte de la Ministra de Salud de la gestión de un nuevo préstamo por 20 millones de dólares, para enfrentar la situación del covid-19, con la compra de medicamentos y otras prioridades.
En este punto se une al análisis la cuestión de la democracia. Sin embargo, vale la pena poner algunos elementos sobre la mesa, para entender el contexto de la situación. En las elecciones de mayo de 2019, es elegido presidente el candidato de la alianza Uniendo Fuerzas (PRD -MOLIRENA) Laurentino Cortizo, propuesta que llega de la mano de lo que parecía un simple eslogan: el buen gobierno. No obstante, más allá de ser una frase propagandística, esta posee una importante carga ideológica, pues así eran llamados los gobiernos durante los años 70 y 80 que adoptaban las políticas económicas basadas en la llamada corriente principal o simplemente neoliberalismo. Sin duda han hecho honor a este concepto medular de campaña, comprometiéndose con diferentes compromisos financieros internacionales que ya rondan los 3,815 millones de dólares (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo y bonos). El 17 de julio de 2019, en gira por Estado Unidos se llega a un acuerdo con el Citibank para la emisión de 2 mil millones de dólares en bonos, para saldar compromisos con los proveedores locales y para el programa de reactivación de la economía y luego 150 millones de dólares más, brindados por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Con la situación que se da con el brote de Covid-19, y las medidas de confinamiento obligatorio, cierre de las fronteras marítimas, áreas y terrestres, la economía panameña como la del resto de los países del mundo se han visto afectadas por medidas de la misma naturaleza para enfrentar la emergencia sanitaria. Sin embargo, el elemento distintivo en el caso del gobierno panameño es la preocupación central por la afectación económica, y la relegación a un segundo orden de prioridades las medidas de rescate social, es decir gestiones para garantizar una renta mínima o renta básica focalizadas en la población más afectada, cuyo principal objetivo sea incentivar el consumo tendiente a la resolución de necesidades vitales de alimentación y medicinas. Mucho se debatió al respecto, algunos economistas plantearon la cifra de B/. 300 dólares mensuales, empero, el gobierno anuncio la entrega de un bono de apenas B/.80.00 dólares lo que en el contexto del alto costo de la canasta básica familiar resultan poco significativos e insuficientes, además podemos señalar que a más 60 días de cuarentena hay varios miles de panameños que aún no le ha llegado ningún tipo de ayuda.
En panamá la lucha por la democracia ha pasado por un largo camino: a) Las elecciones de 1904, 1908, 1912 y 1916 se realizaban a través de colegios electorales; b) Entre 1920 y 1968 las elecciones se realizaron por votación directa; c) En los años 1972 y 1978 se hicieron a través de Asamblea Nacional de Representantes de Corregimiento; d) En 1984 se reinstaura el sistema de votación popular y directa, hasta la actualidad (Con la variante de que en el año 1989 la invasión militar extranjera sirve para imponer un gobierno) (Gandásegui, 1998).
En este largo camino antes señalado, se dieron distintas luchas generacionales por espacios de representación en la toma de decisiones, acceso a la educación, lucha contra la dictadura militar, el voto de la mujer, luchas por el derecho a organizarse y la libertad de pensamiento, sin embargo, un análisis del estado actual de la democracia panameña nos lleva a la conclusión de la necesidad de modificar los mecanismos de la democracia representativa. En efecto, nos encontramos frente a un proceso de reformas a la constitución pausado por la presión social y devuelto a la mesa de concertación nacional como instancia deliberativa de la sociedad civil interesada en elevar propuestas para la reforma.
El manejo poco transparente de gestión de la crisis, la narrativa reiterada de las autoridades políticas y de salud de culpar al panameño de a pie del incremento y rebrote del virus, escándalos de sobrecostos en la compra de equipos e insumos para enfrentar la crisis de salud, oscuridad en la construcción hospital modular para cuidados intensivos, sumado a la poca ayuda social, conduce a un incremento de la desconfianza en el gobierno, sin embargo, cabe la pregunta ¿Es malo o necesario desconfiar de mi gobierno? En este sentido un examen de la confianza en los sistemas democráticos en América Latina, parte del supuesto que la desconfianza hacia nuestros gobernantes forma parte del ADN de la democracia representativa y se constituye en un mal necesario para la vigilancia ciudadana de nuestros gobernantes, sin embargo, dicha desconfianza se incrementa con los indicadores desigualdad social, incumplimiento de las promesas electorales, dicha vigilancia en necesaria para garantizar el equilibrio y que los fundamentos de la democracia representativa no se vean desnaturalizada (Quiroz Villalobos, 2019).
El incremento de la desconfianza en el gobierno panameño por el manejo de la crisis tendiente a favorecer al sector privado por encima de la salud pública, y el poco apoyo en concepto de ayuda social para atender las necesidades básicas de población de alimentación y medicamentos, refuerzan más la idea de un agotamiento del modelo de democracia representativa en Panamá, será un proceso difícil, pero lograr mayores espacios de presentación para la toma de decisiones que le garanticen a la población un abanico de opciones para gestionar sus reclamaciones sociales ante el incumplimiento de las promesas electorales y la ineficiencia en la gestión gubernamental o local, en la reformas constitucionales será la tarea fundamental.
Referencias bibliográficas
Gandásegui, M.A., 1998. La Democracia en Panamá, 2da ed. Centro de Estudios Latinoamericanos “Justo Arosemena,” Panamá.
Quiroz Villalobos, M.E., 2019. La desconfianza hacia la democracia en América Latina. Cuest. Const. 221–241. https://doi.org/10.22201/iij.24484881e.2019.40.13233
El autor es Filosofó e historiador, Becario del Programa de Maestría en Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá-SENACYT