Por: Marcos Castillo Pérez
El gobierno debería realizar una planificación regional para impedir la urbanización indiscriminada de las laderas del Canal de Panamá.
La escasez de agua para el consumo humano en las ciudades de Panamá y Colón, así como del sector Este de la provincia de Panamá y la provincia de Panamá Oeste, aunado al reciente efecto de esa escasez sobre la operación en el tránsito de naves por el Canal de Panamá, han encendido las alarmas en el gobierno que ha visto como las talas masivas, la explotación ganadera y agraria, además del desarrollo inmobiliario sin control empiezan a pasar factura.
La naturaleza y sus bosques en la provincia de Colón siguen siendo afectados por proyectos de desarrollo, el más reciente es el de la construcción de una carretera de 25 kilómetros de los cuales ya se han construido 14 y que es conocida como el Corredor del Caribe, va desde la comunidad de Quebrada Ancha, corregimiento de Limón, hasta María Chiquita en la costa arriba de Colón, la obra ha sido suspendida provisionalmente por un dictamen de la Corte Suprema de Justicia en atención a una demanda interpuesta por organizaciones ambientalistas; sin embargo, los residentes de las comunidades que se verán impactadas por el proyecto están presionando para que sea retomado, sostienen que la carretera es una vieja aspiración que traerá beneficios económicos a la región, incrementará el turismo y el desarrollo a comunidades de la costa arriba de Colón.
El presidente José Raúl Mulino ha dicho que comparte la idea sobre la necesidad del proyecto, pero que es un tema que en estos momentos está en manos de la justicia, por su parte Cristóbal Valencia líder comunitario de Portobelo ha indicado que se encuentran en estado de alerta y mantendrán la presión para que el proyecto se concluya.
Sistema de compensación ambiental y planificación regional
Ileana Armíen es una ingeniera forestal panameña, graduada en la escuela superior de bosques de la Universidad Nacional de la Plata en la República Argentina y tiene más de 30 años de experiencia en el desarrollo de proyectos forestales, Armíen junto a su esposo el ciudadano alemán Andreas Eke, un geógrafo y emprendedor social fundaron la empresa Futuro Forestal desde donde manejan inversiones forestales con 34 especies nativas y teca. “Hemos reforestado más de 10 mil hectáreas de tierras degradadas en Panamá, hemos desarrollado el concepto Generation Forrest, que consiste en restaurar bosques tropicales con especies nativas mediante un régimen de aprovechamiento lento y sustentable que permite proteger el bosque a perpetuidad” nos dice con orgullo Armíen.
Para Ileana Armíen se puede hacer negocios, crear empleos y obtener beneficios mediante un desarrollo amigable con la naturaleza, aprovechando su riqueza sin causar su destrucción y merma, la ingeniera forestal considera que los proyectos con carga negativa para la naturaleza deben estar obligados a compensar de manera científicamente comprobada, creando un impacto neto positivo.
“Esto requiere un sistema de compensación a largo plazo, donde aquellos que destruyen estén obligados a compensar el daño” sostiene con firmeza, al tiempo que insta al gobierno a realizar una planificación regional que cree un corredor real entre el Parque Nacional Chagres y otros remanentes boscosos, según Armíen, esto inhibiría la urbanización de las laderas del canal y mantendría la conexión entre América del Norte y América del Sur.
Sobre la construcción del Corredor del Caribe la reforestadora señala que no están en contra del desarrollo siempre y cuando se promueva un enfoque equilibrado. “Cuando un proyecto tiene un impacto sobre la naturaleza, debemos evaluar si existen otras alternativas viables para su ejecución”
Futuro Forestal tiene actualmente operaciones en 936 hectáreas en la provincia de Colón donde la cooperativa alemana Generation Forest es la dueña de 148, las restantes son de otros inversionistas. En Darién manejan cerca de 4 mil hectáreas y un vivero arrendado en la comunidad de Piriatí con una capacidad de producción de un millón de árboles jóvenes.
La conectividad biológica continental es la forma en que Panamá se mantenga como puente biológico terrestre, con responsabilidad ecológico, así como pretende ser puente marítimo económico vital para el mundo. Es de responsabilidad permitir el transito a las especies que siguen migrando en ambas direcciones como lo han hecho desde alrededor de 3 millones y tantos de años.