Por Jorge I. González
Abogado. Maestrando en Derecho Internacional y Derecho Administrativo
En ocasión del 171 Aniversario del Natalicio de José Martí, el más universal de los cubanos. Apóstol de Nuestra América.
José Martí, cuyo nombre completo es José Julián Martí Pérez, nació el 28 de enero de 1853, en Cuba. Hijo de padre y madre españoles, ello no impidió a Martí desarrollar un profundo amor por su patria natal y su adhesión a un compromiso de vida o muerte por la soberanía popular y la independencia de Cuba del imperio español a fines del siglo XIX.
El paso de Martí por la historia dejará ondas huellas no solamente en Cuba, en su epopeya por ser independiente, libre y soberana. Las consecuencias de la guerra de independencia cubana que Martí organizó junto a prohombres como Antonio Maceo, influyó en la historia universal.
La irrupción de la Guerra Hispano Norteamericana, en donde tras la voladura del Maine en la Bahía de La Habana, en 1898, el gobierno de Estados Unidos declaró la guerra a España y buscó mediatizar el alcance soberanista del movimiento revolucionario independentista de Cuba, imponiendo luego a la nueva república la intervencionista Enmienda Platt.
La huella de Martí será clave en posteriores y trascendentales procesos sociopolíticos de Cuba y España en la siguiente centuria: como vemos, la desintegración del imperio español, sus efectos prolongados hasta la Guerra Civil Española de 1936-1939 y además, en cómo la figura de José Martí se convirtió en un permanente símbolo de agitación e ilustración intelectual revolucionaria de Cuba, inspirando a futuras generaciones de jóvenes revolucionarios cubanos de la investidura histórica de Guiteras, Mella y Fidel, personajes emblemáticos de la historia cubana, latinoamericana y mundial, del siglo XX.
Desde joven, el adolescente “Pepe” Martí se involucró en las luchas revolucionarias por la independencia, hondamente influido por la Guerra de Independencia de Cuba de los 10 años, de 1868 a 1878. Dicha etapa revolucionaria no se alzó con la victoria de los independentistas, sin embargo, marcó un hito en la acumulación del pueblo cubano en su liberación del colonialismo español y en el desarrollo ulterior de los rasgos singulares de la nación cubana.
Fue un homnre polifacético que desarrolló todas las aristas del conocimiento y de la práctica para la edificación del movimiento revolucionario cubano. Abogado, escritor, periodista, filósofo, poeta, político partidario, conspirador revolucionario y combatiente armado que empuñó el hierro por la libertad de la patria. Ello le costó la vida en la Dos Ríos, Cuba, el 19 de mayo de 1895, peleando contra el ejército colonial español.
Martí, siendo apenas un muchacho, fue encarcelado por su acción revolucionaria y se viajó a España. Allí, en 1873, se tituló como abogado y filósofo. Sus estudios no estuvieron exentos de las dificultades producto de sus laboriosas actividades conspirativas y organizativas, por la independencia de su patria.
Su narrativa periodística de los acontecimientos de la huelga de Chicago de 1886 y la ejecución de los dirigentes anarquistas sindicales en Estados Unidos, deja entrever a nuestro parecer un rechazo a la avaricia del capitalismo norteamericano, desplegando una crítica a los esfuerzos del poder por silenciar al movimiento mediante la represión. Nos ofrece un relato impactante, inigualable, sobre la despedida fúnebre de las masas de trabajadores a los dirigentes llevados a la horca.
El pensamiento de José Martí no solo se enfocó en la independencia de Cuba, sino también contra la esclavitud y sus nefastos remanentes, entre ellos, el racismo. Para Martí la lucha por la independencia de Cuba significaba al mismo tiempo, la lucha por la democracia interna y la igualdad de sus compatriotas.
De esta forma, Martí representa ya en la segunda mitad del siglo XIX, al ideal de la liberación nacional de la mano a la lucha por la justicia social, no solo en Cuba, sino en los países de América Latina, a esa patria más grande, que llamó Nuestra América.
Cien años después de su nacimiento, la llamada Generación de 1953, reiniciará la revolución cubana y lucharán por cumplir de manera definitiva la tarea pendiente desde Martí y la independencia mediatizada de 1898, mediatizada por el cuasi protectorado injerencista de Estados Unidos: hablamos de la tarea histórica de la soberanía real y la justicia social de Cuba.
Fidel Castro, dirigente máximo de la generación de 1953 y de la Revolución Cubana triunfante el 1 de enero de 1959, consideró a Martí “el autor intelectual del Moncada”, en alusión al programa de la Revolución que inspiró el ataque miliciano al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, que inició la lucha por el derrocamiento de la tiranía batistiana.
Interpretando al pensamiento de Martí, nuestras repúblicas por separado serán nuestras naciones pequeñas, pero la gran nación es y será Latinoamérica, la nuestra. Se convirtió en fervoroso propulsor de la unidad continental de nuestros pueblos y advirtió sobre los efectos peligrosos del expansionismo del naciente imperio norteamericano.
De tal manera que en Martí concibe la independencia de Cuba como parte de una lucha más general, como escudo contra las garras del Coloso del Norte y las potencias europeas occidentales nostálgicas de su otrora poder colonial.
Martí de manera primigenia desde las postrimerías del siglo XIX, inaugura lo que en el siglo XX será una máxima de las fuerzas progresistas y revolucionarias antiimperialistas latinoamericanas: a saber, que no hay relación antagónica entre la lucha por la soberanía de los estados nacionales con el proyecto de la patria grande inspirado en Bolívar.
El carácter de los procesos de transformación social operado en las repúblicas latinoamericanas apunta a la supresión de los chauvinismos divisionistas y a la forja de la hermandad entre estados, tributando fuerza social y política a la integración regional, que nace desde las bases de pueblos con determinadas características culturales comunes.
Martí, su pensamiento y obra, es precursora de las olas de unidad gran continental que expresan esfuerzos del mundo contemporáneo como Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, Celac.
Consideró al Libertador Simón Bolívar como su padre y América, su madre. Martí fue uno de los acuñadores históricos de la frase “segunda independencia” para hacer referencia a la necesidad de un nuevo proceso libertario capaz de defender la soberanía de los pueblos de América Latina y forjar su unidad, ante el espectro intervencionista de Estados Unidos, Inglaterra y Francia.
Martí expresa en sí el puente entre la lucha contra el colonialismo de finales del siglo XIX en Cuba, (última colonia americana en independizarse en el decimonono) con las incipientes luchas contra el neo colonialismo, a partir de la emergencia del imperialismo capitalista de finales del siglo XIX.
Estaban latentes no solamente los intereses oportunistas e injerencistas Estados Unidos sobre la lucha de independencia de Cuba, sino que también estaban registradas en la historia las acciones invasoras y filibusteras de Estados Unidos sobre el territorio de México y su interés por controlar el paso interoceánico en el Istmo de Panamá.
Martí fue siempre consecuente con sus ideas, fiel creyente de que “la mejor manera de decir es hacer”. El ejemplo concreto de lucha que emana de la conjunción de la práctica y del intelecto.
Panamá, 24 de enero de 2024.