La presentación de un anteproyecto de ley que busca castigar con mayor fuerza a los medios de comunicación que se nieguen a cumplir con el derecho a réplica, establecido en la ley 22 del 29 de junio del 2005, ha generado revuelo entre los medios de prensa.
Antes de opinar de este tema debo definir conceptualmente que es una réplica:
“Se refiere al derecho de toda persona a que sean publicadas o difundidas las aclaraciones que resulten pertinentes, respecto de datos o informaciones transmitidas o publicadas relacionados con hechos que aludan, que sean inexactos o falsos, y cuya divulgación le cause un agravio ya sea político, económico, en su honor, vida privada y/o imagen a un imputado”.
En el transcurso del ejercicio del periodismo en un sin número de ocasiones nos han llegado información, que podrían vender muchos periódicos o romper programación de una radio o televisora local… Pero la mayoría de ellas sin un sustento por lo cual las mismas han sido desestimadas.
Sin periodista de radio, prensa escrita, digital o televisiva, difunde una información sin pruebas incurre en una falta por lo que podría ser demandado.
El periodista no es juez, ni fiscal, no puede ni debe tomar partido en una noticia. Por tal motivo se debe citar a una fuente o utilizar el supuesto.
Con la llegada de la era digital se han multiplicado las personas que se autodenominan comunicadores sin manejar conceptos tan simples como el Qué; Quién/Quiénes; Cuándo; Dónde; Por qué o Cómo.
Si por alguna razón un periodista o un medio difundió una información que no se puede probar, deberá asumir las consecuencias, ya que en muchas de las ocasiones el daño es muy difícil de resarcir.
En este punto debo mencionar que muchas de las personas que no son periodistas ni dueños de medios que se han expresado en contra de este anteproyecto, jamás han criticado que sociedad civil, organizaciones, sindicatos y particulares son ignorados, vetados y no se les da cobertura en medios nacionales.
La libertad de prensa y libertad de expresión son fundamentales en nuestra sociedad, por lo que es deber de todos velar por el cumplimiento de ellas sin violentar la honra de terceros.