En los más de diez años ejerciendo la profesión de periodista, hemos observado infinidad de protesta de estudiantes, sindicatos, médicos, residentes molestos entre otros, en esos momentos el afectado te llama y te trata con gran respeto.
Lo curioso es que las mismas personas en las redes sociales o grupos de WhatsApp, son los primeros en degradar al profesional de la pluma. Improperios como vendido al capital o peor aún, si trabajas para X empresa, te relacionan inmediatamente al dueño y a sus intereses.
Partiendo de esa premisa ¿todos los trabajadores de una transnacional deben compartir los mismos intereses que los dueños?… Eso no es cierto.
Si por alguna razón el periodista en aras de un mejor sueldo acepta un puesto en el Estado, se convierte en servil, para los que antes lo llamaban en busca de apoyo en sus luchas… La verdad es que solo cumple una labor como oficial de prensa.
En muchas de las experiencias vivida en el sector público, se trabaja igual o más que en el área privada.
El mal trabajador lo es en una compañía o un ministerio. En la mayoría de las ocasiones el periodista debe cumplir una línea editorial, que varía según la empresa.