Por Gricelda Esther Melo
Periodista y abogada
Con la promesa de traer eficiencia y agilidad, la inteligencia artificial (IA), ha irrumpido drásticamente en las redacciones de muchos medios de comunicación social. Se trata de una revolución inédita, sin precedentes, que representa avances para unos y retrocesos para otros. La IA trae consigo grandes retos para la profesión en aspectos éticos y humanos, que el periodismo digital no puede ignorar.
¿Pero cómo funciona la IA? De acuerdo con algunos entendidos, la inteligencia artificial actúa según los datos que nosotros mismos les proporcionamos sobre un tema a desarrollar. Si lo miramos desde el contexto periodístico digital se trata de una herramienta que puede contextualizar en muchos casos; sin embargo, hay que tener cuidado porque ese contexto puede amplificar sesgos, reproducir desigualdades y hasta en algunos casos, favorecer a quienes controlan las plataformas tecnológicas.
En diferentes partes del mundo, se utiliza la inteligencia artificial, como una gran ayuda para la redacción de boletines, resúmenes e incluso para la generación de titulares llamativos. Dejando a un lado ese factor humano que ofrece el periodismo permitiendo que los algoritmos decidan qué es noticia o el enfoque de un titular; diluyendo el criterio periodístico a simples métricas y rentabilidad, lo que pudiera contribuir a la desinformación, al beneficio de los intereses económicos y político contrario al fortalecimiento de la democracia.
Entonces debemos preguntarnos: ¿la inteligencia artificial es una amenaza o un aliado para la profesión? Todo dependerá de cómo empleemos estas herramientas que vienen a hacer una ayuda para la comunicación, no obstante no se puede desligar el sentido, la lógica y el factor humano para entregarse a los algoritmos. No podemos perder de vista que tanto la libertad, como la verdad y la justicia, necesitan de periodistas con alma, con memoria y con una mirada objetiva para contar las historias de los pueblos y defender la democracia.