Antes de empezar este artículo debo aclarar que tuve que leer 109 temas de El Caballero Sin Memoria antes de siquiera pensar en escribir uno.
De los 109, uno fue escrito por una mujer, así que si ella pudo yo también. Lo atractivo de este segmento es que está escrito por un hombre para la mujer, no sé por cuanto tiempo yo estaré con ustedes.
El escritor anterior es algo complicado o me lo parece a mí, a veces es algo cursi, otras veces me parece un miserable.
En lo personal no me gustan los arquetipos sociales.
Me parece que debo contar algo de mí. Estudie parte de mi secundaria en una escuela de monjas hasta que me expulsaron porqué me escapé un día para ir a una novatada de un colegio cercano.
Mi papá no podía creer que Sor María me vio besándome con mi novio en uniforme, pero bueno. Desde los 13 años me gustó coquetear, jugar y conquistar a cualquiera que me gustara, en ocasiones después del primer beso el hombre perdía su encanto, era como un deporte.
Siempre fui la que dominaba la relación, hasta que un miserable jugó conmigo. No era una niña, a mis 32 años ningún hombre me había rechazado.
Hasta que Fernando, un tipo no tan guapo, pero con un extraño no sé que me llamó la atención, comencé a frecuentarlo. Se notaba que le gustaba, pero había algo que ponía una barrera entre los dos.
No éramos pareja, pero compartíamos mucho. Todo cambio cuando una noche que pretendía ir a un concierto con boleto VIP, de casualidad, vi un estado suyo en el hospital. Él había tenido un accidente, de pronto dejé todo y fui a buscarlo.
En la recepción pregunté por él, no me quisieron decir, vi una mujer con los ojos llorosos consolando a su madre -a la que solo conocía por fotos-, me entró una rabia, pensé el infeliz tiene novia. Salí del lugar llorando, antes de irme entre tomé un aire grande y me acerqué, me presente, soy amiga de Fernando. La mujer me responde mucho gusto, soy su hermana.
Me contó que lo dejarían en observación esa noche.
Cuando lo volví a ver le reclamé porque demonios no conocía su familia. Su respuesta fue lo nuestro es solo sexo, cuando yo quiera y tú quieras.
Eso me rompió el corazón. ¿Cómo un hombre tan lindo, podía ser tan miserable?. No me podía quedar así por redes sociales, contacté a la hermana.
La indagué si tenía otra en medio de una escena de celos. Ella me contó que su hermanito había sufrido por una mujer y luego de recuperarse se encamaba con la que le gustara sin ningún compromiso.
En ese momento pensé tontamente yo lo haría cambiar. Eso nunca sucedió.
Con el paso de los años maduré y creo que yo he podido ser culpable de la creación de un hombre dolido. Así como hay hombres que no se miden a la hora de meter una mujer en la cama, también hay mujeres que juegan con los sentimientos de un hombre.
El escritor anterior es colega y amigo mío, un día sin querer en su laptop descubrí una carpeta de El Caballero Sin Memoria. Es un buen tipo, a pesar de la pinta de hombre duro, es muy sentimental por dentro o es lo que concluyó al leer sus más de 100 historias, antes pensaba que era solo un arrecho que solo busca acostarse con las mujeres.