Expertos en salud pública critican el acuerdo de control del tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por excluir y desestimar los avances científicos, tecnológicos y los beneficios de los productos de riesgo reducido como herramienta para luchar contra el tabaquismo.
De hecho, con anterioridad, autoridades prominentes de salud pública han criticado el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT), describiéndolo como un acuerdo de salud pública global obsoleto que no tiene en cuenta las opiniones de las partes interesadas clave y no tiene en cuenta los desarrollos científicos recientes.
Clive Bates, exdirector de Action on Smoking and Health UK y exasesor del primer ministro británico Tony Blair, responsabilizó de esta situación a la OMS como organización no gubernamental internacional afiliada a las Naciones Unidas. “Los países de los Estados miembros que forman parte de su junta deben hacerlo responsable. La forma en que la Organización Mundial de la Salud trata el tabaquismo es similar a desaconsejar el uso de vacunas para el COVID, según los riesgos percibidos, lo que demuestra una mentalidad comparable a los sentimientos antivacunas”, argumentó Bates.
“Pocos se dan cuenta de que estas acciones están causando daño. No se trata simplemente de impedir el progreso de la salud pública; representa un paso atrás. A pesar de los motivos bien intencionados de los legisladores y científicos liberales, el sesgo sin precedentes derivado de esta predisposición, prejuicio y dogmatismo contra la nicotina es profundamente preocupante”, advirtió Konstantino Farsalinos, médico investigador líder en reducción de daños por tabaco (THR) y cardiólogo, durante el THR Summit Spain en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, según lo reporta el diario filipino Inquirer News.
“Básicamente, estamos evitando que las personas dejen de fumar demonizando los productos alternativos solo porque contienen nicotina”, afirmó Farsalinos. De acuerdo con Farsalinos, la disparidad en los niveles de riesgo es inmensa, y esto se ha demostrado repetidamente en numerosos estudios durante la última década y ahora, las sociedades científicas reconocen las toxinas potenciales significativamente más bajas en el aerosol de cigarrillos electrónicos en comparación con el humo del cigarrillo de tabaco.
“Lamentablemente, nuestros productos médicos actuales para dejar de fumar no son muy efectivos. Es por ello por lo que la mayoría de los fumadores recurren a estos productos alternativos y en lugar de desinformarlos y asustarlos, los médicos deberían ofrecer estas opciones a los fumadores”, afirmó el médico investigador.
Este año, Panamá estará muy presente en este debate dado que -en noviembre- será cede de la ya señalada como “controversial” Conferencia de las Partes para el control del Tabaco (COP 10), según los expertos. Entre otros, Eduardo Palacios, ex vice-ministro de Comercio e Industria, señaló de “paradójico” que nuestro país celebre y promueva esta reunión internacional sobre ‘control de tabaco’ en lo que cataloga como el “el país con el mayor descontrol de cigarrillos contrabandeados del continente americano” debido a “políticas absurdas”.
Campaña centrada en la política
Farsalinos que es reconocido por haber escrito la mayor cantidad de publicaciones revisadas por pares sobre cigarrillos electrónicos a nivel mundial, lamentó que la campaña mundial contra el tabaquismo se centre en la política, la ética y el moralismo, con una atención mínima a la ciencia y la salud pública.
“Un asunto de salud pública relacionado con las enfermedades relacionadas con el tabaquismo se ha transformado en un asunto moral que debate la ética y la idoneidad del uso de sustancias. Debemos volver a los principios fundamentales de la salud pública, que no se basan en juicios morales. La discusión debe girar en torno a las enfermedades relacionadas con el tabaquismo”, enfatizó.
El médico considera que esta perspectiva equivocada ha engañado a gobiernos, funcionarios y muchos científicos, lo que ha dado lugar a conceptos erróneos y a la incapacidad de distinguir entre fumar y la nicotina, así como a una mala interpretación de la necesidad mundial de reducir las enfermedades relacionadas con el tabaquismo.
Entre tanto, Michael De Luca, médico, becario de medicina operativa y de desastres en la Universidad George Washington, y Mario L. Ramírez, médico de medicina de emergencia en el Hospital Inova Fairfax, advirtieron que el tratado pandémico propuesto por la OMS probablemente fracasaría si se basara en el CMCT.
Los defensores de la reducción de daños destacaron la importancia de que los países apoyen un debate sobre el avance de la lucha contra el tabaquismo sin estigmatizar a quienes tienen puntos de vista diferentes a los de la OMS.
La última revisión del Departamento de Salud y Atención Social del Reino Unido, la octava hasta la fecha reafirma que, a corto y mediano plazo, vapear representa una pequeña fracción de los riesgos asociados con fumar.
También reconoce una exposición significativamente reducida a sustancias nocivas en comparación con el tabaquismo en términos de biomarcadores de cáncer, enfermedades respiratorias y enfermedades cardiovasculares.