Hace 58 años la Tercera Guerra Mundial estuvo a punto de estallar en la denominada “Crisis de los misiles” a raíz del descubrimiento de misiles nucleares de alcance medio soviéticos en territorio cubano.
El entonces presidente de Estados Unidos J.F. Kennedy el 22 de octubre de 1962, en cadena nacional anunció que barcos y aviones norteamericanos realizarían un cerco a la isla de Cuba por mar y por tierra, para evitar la llegada de armamento nuclear soviético.
La Unión Sovietica había desplegado la “Operación Anádir” la cual consistía en dotar a Cuba de 24 plataformas de lanzamiento, 42 cohetes R-12 (incluyendo seis destinados a realizar tareas de entrenamiento), unas 45 ojivas nucleares, 42 bombarderos Ilyushin Il-28, un regimiento de aviones de caza que incluía a 40 aeronaves MiG-21, dos divisiones de defensa antiaérea soviéticas, cuatro regimientos de infantería mecanizada, y otras unidades militares, alcanzando a unos 47.000 soldados en total, establecidos en Cuba.
Este despliegue en secreto de armamento fue ordenado por el líder soviético Nikita Jrushchov. Por su parte Fidel Castro deseaba que fuera pública la entrega de las armas nucleares.
Complementariamente los soviéticos puso en marcha la “Operación Kama” por la cual cuatro submarinos cargados con torpedos nucleares partirían hacia Cuba para instalar una base naval. Esta operación fracasó en sus objetivos cuando las naves soviéticas fueron detectadas por buques estadounidenses.
El 27 de octubre tropas rusas derriban espía de EE.UU. que sobrevolaba el Oriente cubano.
Esta acción conllevó a que Jrushchov le propusiera a a Kennedy desmantelar la base militar rusa en Cuba a cambio del compromiso público de EE.UU. de no invadir la Isla.