Prof. Gabriel De Gracia
gabrieldegracia@gmail.com
Miércoles, 10 de enero de 2024
En el intrincado laberinto de nuestro mundo globalizado, la ética emerge como un faro de luz, guiándonos a través de la oscuridad. Hoy, me embarco en un viaje introspectivo para compartir con ustedes mis pensamientos sobre la ética, explorando su influencia en cuatro esferas vitales de nuestra existencia: la persona, la educación, la política y la empresa.
La Persona: El Corazón de la Ética
En mi opinión, la persona es el epicentro de la ética. Nuestra moralidad no es una isla, sino un continente, unido por los puentes de la razón y la sociedad. Como seres humanos, somos intrínsecamente sociales y racionales, y nuestra ética se manifiesta en nuestras interacciones con los demás. Además, como cristiano, veo la gracia como un regalo divino que nos ayuda a superar nuestras debilidades y a vivir de acuerdo con nuestros valores éticos.
La Educación: El Vehículo de la Liberación
Soy un firme defensor de una educación liberadora y humanizadora, que coloca a la persona en el centro y le enseña a cuestionar y transformar su mundo. Me inspiro en el pensamiento de Paulo Freire, quien ve la educación como una praxis social para la liberación. En mi visión, la educación debe ser un espacio de reflexión y acción, donde los estudiantes aprendan a desafiar y cambiar su realidad como, por ejemplo, nuestros mártires del 9 de enero.
La Política y la Empresa: Los Escenarios de la Humanización
En mi perspectiva, la ética tiene el poder de humanizar tanto la política como la empresa, ya que ambas buscan el bienestar de la persona y la cultura. Lamentablemente, a veces observamos una educación que parece más opresora y servil, que no enseña a ser humano, sino a trabajar y consumir. En mi opinión, la política y la empresa deben ser espacios de realización personal y colectiva, donde se promueva el bienestar y la justicia social.
Sin embargo, como panameño, vivo en un escenario político y económico que a veces parece egoísta, donde el poder y la corrupción navegan como piratas que arrebatan las esperanzas a tantos jóvenes y adultos. Este panorama puede parecer desalentador, pero creo que es precisamente en estos momentos cuando la ética se vuelve aún más crucial.
La ética puede ser el faro que nos guíe a través de las aguas turbulentas de la corrupción y el egoísmo. Puede ayudarnos a construir una sociedad más justa y equitativa, donde cada individuo tenga la oportunidad de prosperar. Puede inspirarnos a luchar por una educación que no solo nos enseñe a trabajar y consumir, sino también a ser humanos, a pensar críticamente y a cuestionar el statu quo.
Aunque los desafíos son grandes, creo que la ética puede ser nuestra brújula, guiándonos hacia un futuro más brillante. Invito a todos los panameños a reflexionar sobre el papel de la ética en nuestras vidas y a comprometernos a vivir de acuerdo con nuestros valores éticos. Juntos, podemos cambiar el curso de nuestro barco y navegar hacia un futuro más prometedor.
En resumen, la ética es un pilar fundamental en todas las dimensiones de la vida humana. Desde la persona hasta la empresa, pasando por la educación y la política, la ética nos permite construir un mundo más justo, equitativo y sostenible. Como sociedad, tenemos el deber de fomentar una ética que ponga a la persona en el centro y que busque el bien común. Los invito a todos a reflexionar sobre la importancia de la ética en nuestras vidas y a comprometernos a vivir de acuerdo con nuestros valores éticos. Juntos, podemos iluminar el camino hacia un futuro más brillante.