Por Mólotov Lautaro.
Conocer nuestras fortalezas y debilidades es de vital importancia en la política, al igual que una buena lectura del entorno, no se puede estar cinco o seis pasos delante de la ciudadanía.
Un ejemplo clásico de lo anterior, es las consecuencias de la Operación Michael, para el Imperio Alemán en la Primera Guerra Mundial.
El alto mando alemán necesitaba una victoria que terminará con el conflicto que se había estancado en las trincheras.
En marzo de 1918 los alemanes atacaron la línea Hindenburg, en la localidad francesa de San Quintín.
Las fuerzas germanas rompieron las líneas enemigas, avanzaron unos 50 kilómetros, pero no pudieron mantener el territorio ganado y retrocedieron al punto inicial. Alemania no pudo reponer los equipos y soldados perdidos en combate a diferencia de los británicos y franceses.
En Panamá hay varios sectores que llevan desde hace algún tiempo reclaman una Constituyente.
Una Constituyente es lo siguiente: Una reunión nacional de representantes populares que asumen el único objetivo de acordar reglas que regirán, en el futuro, la relación entre gobernantes y gobernados, así como el funcionamiento, distribución del poder y fundamento de su sistema político y social.
Candidatos a la presidencia en campaña han incluido en la Constituyente como su plan de trabajo.
Por su parte, el movimiento popular también reclama la creación de una Constituyente Paralela. Estos últimos no han calculado que, si este proceso se realiza, no tienen la capacidad de sostenerlo.
Y lo más probable es que no obtengan una gran representación dentro del constituyente.
Las fuerzas políticas tradicionales tendrían la capacidad de entrar en el proceso constituyente.
El movimiento popular debe meditar bien las propuestas que desarrollan, ya que una cosa es decirlo y otra hacerlo.
