Por: Marcos Castillo Pérez
El próximo viernes 31 llegará a Panamá el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, nieto de migrantes cubanos, ahora un converso trumpista y rabioso anti migrante.
El señor Rubio viene a Panamá para transmitirle formalmente al gobierno istmeño las decisiones unilaterales y neoimperialistas del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Míster Trump ha dicho que quiere el canal controlado nuevamente por Estados Unidos como lo estuvo de 1915 hasta 1999, acusando a Panamá de estar bajo la influencia de la República Popular China de la que dice tiene el control del canal que ellos nos “regalaron”
Mediante mentiras, exageraciones, así como amenazas que incluyen el uso de la fuerza militar y un descarado chantaje, Donald Trump quiere doblegar al resto del mundo, incluso a costa de sacrificar sus intereses nacionales para convertirlos en Estados Cipayos tanto en lo político como en lo económico.
Empero sus decisiones apresuradas e imprudentes que atentan contra el orden de convivencia internacional, le empiezan a generar respuestas que probablemente no se esperaba, quien embriagado de poder y soberbia pretende doblegar a pueblos y gobiernos imponiéndole sus deseos como si estos fueran los súbditos de un emperador del medievo.
Durante su comparecencia ante el Senado para su ratificación en el cargo, Marco Rubio repitió las infames mentiras de Trump respecto al canal y el supuesto control chino, Trump las reiteró durante su toma de posesión y a poco mas de una semana de asumir el cargo envía a Rubio a Panamá como muestra de que sus pretensiones de controlar el canal cuanto antes van en serio.
Como parte de su perversa estrategia expansionista, Trump ha asumido qué Panamá es el eslabón más débil dentro de los objetivos que ha planteado: Anexarse Canadá como un estado mas de la unión es una pretensión delirante, también será complicado adquirir Groenlandia mediante una suerte de OPA hostil sin entrar en conflicto con la Unión Europea, entonces, será más fácil mostrar a sus fanáticos dentro y fuera de USA y al mundo entero, a Panamá, cual chivo expiatorio porque somos un “árbol sin sombra”. Esto, muy a pesar de la clase política criolla y buena parte de la población que se creyó el cuento de que “los gringos” eran nuestros amigos, aliados y socios estratégicos.
Hasta ahora el presidente Mulino ha mantenido una postura vertical en lo referente al tema, sin embargo, no está clara cuál es la estrategia de su gobierno al respecto, la inesperada e indeseada visita sin invitación y con agenda bajo el brazo del secretario Rubio, ha puesto en correderas a Mulino, su gabinete y a las elites empresariales que no se esperaban una arremetida tan despiadada por parte del gobierno de Donald Trump al cual apostaron, creyendo que; sería una administración que; fortalecería las denominadas “históricas relaciones de socios y aliados”.
Al gobierno panameño, le corresponderá recibir al inesperado e impuesto visitante. Ante este escenario es imperativo que el gobierno de Panamá asuma una postura consecuente con los intereses de la nación. Ceder sumisamente a los dictámenes de la administración estadounidense, nos pondría en una situación de peligro y vulnerabilidad ante un gobernante impredecible e insaciable; que hoy nos pide el canal de vuelta y mañana se le podría antojar convertirnos en un protectorado aduciendo temas de “seguridad nacional”.
En esta coyuntura corresponde a los ciudadanos que amamos esta tierra que nos cobija, jugar nuestro rol. Debemos salir a las aceras y a las calles de todo el país para protestar contra el non grato visitante para que le quede claro y le transmita a su gobierno que; los panameños no aceptaremos sus descabelladas pretensiones de arrebatarnos un canal que parafraseando a Lord Byron en su poema; La Edad del Bronce, nos ha costado, sangre, sudor y lágrimas. He leído propuestas de otros ciudadanos que sugieren portar y colocar banderas por todas partes y encuentro válida esa iniciativa, sin embargo, insisto en la necesidad de que nuestra manifestación debe ser además de simbólica una demostración cívica del disgusto y la repulsa de una nación contra la altanería, la soberbia y la humillación que pretende infringirnos míster Trump y sus políticas neoimperialistas.
Trump contra el Mundo y el mundo contra Trump
México se ha negado a recibir los vuelos de cientos de migrantes que incluía a mejicanos y ciudadanos de otras nacionalidades, el gobierno de Colombia ha hecho lo mismo, lo que provocó la ira de Trump que como represalia de inmediato anunció el cierre de la sección de visados en el país sudamericano y la imposición de aranceles, el gobierno de Gustavo Petro, respondió con el anuncio de medidas recíprocas, el gobierno de Brasil presentó una protesta formal por el envío esposado de pies y manos de sus nacionales expulsados de USA, El gobierno de Canadá está preparando medidas de retorsión si Trump aplica un alza de aranceles contra ese país a partir del 1 de febrero.
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro advirtió a Washington que su gobierno cortaría la cooperación de seguridad y que la presencia militar estadounidense en la base aérea de Palmerola en Comayagua seria cerrada si Trump iniciara deportaciones masivas de hondureños a Tegucigalpa.
Por otro lado Jordania y Egipto aliados de USA han rechazado el plan de Trump para que los desplazados palestinos sean enviados a sus territorios.
Internamente las cosas tampoco están resultando tan fáciles para Trump, los 23 Estados gobernados por demócratas le están plantando cara a sus intempestivas órdenes ejecutivas, también las cortes estatales, incluso federales, le están frenando sus excesos. Sí Trump continúa actuando de manera impetuosa, arrogante y avasalladora se le podría complicar su gestión y enturbiar las relaciones internacionales de los Estados Unidos con el resto del mundo.
Su caprichosa intención de volver a un mundo unipolar mediante la aplicación de la doctrina Monroe se le puede convertir en un boomerang con consecuencias impredecibles y negativas para su pretendida “Make America Great Again”
El autor es comunicólogo
