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Un Charlie Harper ofendido

Por/ El caballero sin Memoria/ Especial para El Digital Panamá

El otro día me encontré con Juan en el bar de la esquina de mi casa, lo noté preocupado con la mirada perdida. Le dije qué pasó hombre te botaron del trabajo. Me respondió que no.

Juan es algo así como un Charlie Harper panameño, mujeriego, despreocupado por la vida etc.

A modo de explicación para aquella persona qué no vio jamás la serie Two and a Half Men, donde el protagonista Charlie Harper. Charlie era un hombre hedonista, que simplemente vivía sin preocuparse por responsabilidad alguna, las cuales evadía a toda costa, siendo esta la principal razón por la que teme al compromiso y al trabajo.  No se preocupa por las consecuencias de sus actos, las cuales increíblemente rara vez o casi nunca lo afectaban a él, sino que recaían sobre las demás personas.

Retomando el hilo de nuestra historia: Es raro no ver a Juan alardeando de sus conquistas. Él me dice “¿recuerdas a María”, la bonita de la oficina que siempre me he querido levantar?

Si como no hombre. Que paso con ella.

En la fiesta de la empresa de ayer bailamos. A la hora de salir del evento le dije que si podíamos ir al karao que del casino a tomar. Mi idea era estar unas dos horas ahí luego darle el bote y meter el desvió a un push.

Mira que la mujer sin mayor reparo me dijo, “si quieres podemos irnos al push directo. Pero sin compromiso. Cuando yo quiera y tu puedas vamos. Sin celos, sin llamadas ni nada. Solo sexo”.

El cubano que atiende en el bar, con su típico acento caribeño le dijo: ¿cuál es el problema con eso chico?

Juan le responde que María es una @#$+×÷%.

El cubanito le responde rápidamente recordando sus tiempos de en qué está en la selección olímpica de la isla, y tú no tienes mujer, tres chiquillos y dos por fuera.

Juan le contesta no metas a mi mujer en esta vaina. Para cambiar pedí una ronda y metí el tema del caso del expresidente, seguimos la rumba y olvidamos el tema.

El domingo mientras me tomaba una taza de café, mi vecina se puso a escuchar baladas viejas, algo a lo que ya estoy acostumbrado. De repente escucho la canción “Comienza a Amanecer” de Perla.

Hasta esa mañana nunca le había prestado atención a la letra. Reflexionó sobre lo que sufre una mujer una infidelidad.

María paso por algo parecido, una mujer guapísima, trabajadora, buena mujer… Hay que ser estúpido para dejar una mujer tan buena.

Yo no soy un santo ni un demonio, así que no puedo juzgar a María. Total, ella es adulta para saber que le conviene o no.

Algunas de mis amigas y conocidas que me atreví a preguntarle sobre la decisión de María.

Almita que tiene 34 años me respondió por muy bueno que este el tipo, me aguanto las ganas.

En el caso de Andrea de 30, si estaría dispuesta a tener sexo sin compromiso, eso si con protección.

Raquel me respondió prácticamente lo mismo. Pero agregó que es mujer y si siente alguna necesidad lo hace.  ¿Para qué hacerle caso a un hombre que para acostarse con una te dice que te quiere?

Magdalena que es una muy buena amiga que ya ronda los 35 me dijo que estaba ahorrando para ver si se inseminaba para tener un bebe. Pero por los precios estaba dispuesta a pedirle a un fulano una o varias noches de pasión para ver si sale embarazada. Me quedé mudo sentí sus palabras con mucha sinceridad.

Al meditar todo esto llegó a la conclusión que el hombre debe ser sincero y no mentir o crear falsas expectativas para acostarse con una mujer si no se tiene compromiso y si se tiene no jugar con fuego.

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