InicioEntretenimiento¡Una cita con la soltera no tan guapa para variar!

¡Una cita con la soltera no tan guapa para variar!

Los seres humanos en ocasiones procuramos no parecernos a nuestros progenitores terminamos siendo una versión moderna de ellos.

Uno de mis 9 sobrinos -si tengo cinco hermanas-, me mandó un mensaje de voz riéndose.

“Tío usted se parece al tipo de Cobra Kai, la serie de Netflix”. Vi dos temporadas por parte, así que no le presté la atención debida.

Cobra Kai es la continuación en el tiempo de Karate Kid, narrativamente la historia está bien desarrollada, dejando atrás el clásico argumento del bueno y el malo… Los escritores bajaron al nivel a los personajes de Daniel LaRusso, Johnny Lawrence, en conjunto con los nuevos personajes.

La primera temporada se ve como Johnny queda vuelto mierda tras la pérdida de un torneo de artes marciales juvenil, mientras que Daniel se vuelve algo pretencioso.

Si se analiza la primera película, se puede decir que LaRusso es el culpable de todas las desgracias de Lawrence, lo golpeó primero, le quitó la novia, le hacía bullying

Mi sobrino se refería a Johnny que tiene frases muy de los 80 y 90.

En uno de los diálogos el personaje de Johnny se mofa de un niño por el sonido de su celular, diciéndole que le ponga algo de Guns N’ Roses.

En mi entorno familiar fui uno de los más pequeños, así que crecí con influencias de mis hermanas y primos… Desde baladas de los 60, Los Menudos, Los Chicos, merengue, salsa, reggae.

En la iglesia católica, aunque parezca algo contradictorio escuché cantantes de música de protesta como el papá y el tío de Luis Enrique Mejía, el salsero. Así como Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Victor Jara o Daniel Viglietti.

A los quince años leí una anécdota de Jorge Luis Borges, el famoso escritor argentino y un músico llamado Mick Jagger, el cantante de Los Rolling Stones. Entonces pensé si alguien como Borges escuchaba a Los Rolling Stones, debían ser buenos y lo son.

En ese momento buscaba algo de Tomás Borge, el revolucionario, escritor, poeta y político nicaragüense.

Antes de seguir el escrito me dio algo de nostalgia…

Conservo algunas fotos, entre las cuales está una de cuando tenía casi dos años en un río no sé dónde, sentado en una piedra sin ropa algo parecido al bebe de la portada de ‘Nevermind’ de Nirvana, -desnudo mostrando todo-. Ese tipo de fotos en la actualidad son un sacrilegio.

Si la memoria no me falla me bautice a eso de los diez años, debido a que mi papá era ateo… Lo hice por decisión propia. Tengo una foto en la pila bautismal.

Como buen católico hice la primera comunión y posteriormente la confirmación. Hay muchas fotos mías en la parroquia que asistía; en las patronales, en el coro, cuando era catequista -si, aunque no lo crean lo fui-, me sorprende ver como tenía siempre una sonrisa y una mirada llena de ilusiones.

No recuerdo como di un giro de 180°… Pase de ser un muchachito cristiano a ser rebelde.

En un recorte de un periódico estoy en la portada, cerca de la biblioteca de la Universidad de Panamá, en camiseta con otros imberbes tratando proteger a un compañero en huelga de hambre contra unos sujetos que me triplicaban la edad y el peso.

Bueno lo demás es historia… Por alguna razón, no sé si es karma o parta de la vida misma, que al final no es ese mundo ideal el cliché de Hollywood. La mayoría de las veces cuando he intentado hacer las cosas bien, cuando he sido sincero, cuando no he escondido mis sentimientos por una mujer he terminado peor que si participara en una riña tumultuaria. Si así que uno no sabe de dónde te caen los piñazos.

Cuando comienza a aceptar las cosas como son… Aparece alguien queriendo ocupar un espacio vacío.

Una colega divorciada con cuatro hijos con un exmarido miserable, con unas libras de más me invita a salir a comer… Intenté decirle que no, pero no encontré ninguna excusa para no ir.

La cena fue algo normal, cuando estaba a punto de irme me pregunta “que paso con ese chico maravilloso, idealista y soñador”.

La cita terminó en una banca del Parque Andrés Bello, ella tomó mi mano y por algún motivo extraño puse mi cabeza en su hombro, cerré los ojos y disfruté de un encuentro muy extraño, no recordaba cómo era el calor humano sin pasión.

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