Por: Alfonso Fraguela
Las movidas políticas se siguen realizando, en los últimos días, los ojos se enfocan en una zona segura de blindaje que ha sido criticada por los gobiernos.
Pero todos quieren verse cobijados por el confortable nivel de seguridad que brinda el PARLACEN.
El fin de semana que paso, se hicieron las elecciones de los diputados y la sorpresa es que quienes usualmente compiten por un escaño en el Parlamento Centroamericano son aquellos que ven ese cargo como un premio tranquilo y de consolación, que solamente adquiere calor ante la opinión pública, cuando la ciudadanía se pregunta ¿para qué sirve?
La voracidad existente para los cargos de Diputados de la Nación, que son 71, es acaparada por los mismos Diputados que requieren vigencia política y una tranquilidad económica que brinda el cargo cada 5 años, por lo que trabajan en repetir desde que le entregan el acta proclamación por el Tribunal Electoral.
Lo atípico fue que ahora, quienes corren para Diputado por sus Circuitos Electorales, ahora también les despertó el deseo de candidatizarse para una silla en el Organismo con Sede en Guatemala.
El común de los mortales nos preguntamos, ¿por qué?, si la mayoría de los aspirantes a la Presidencia de Panamá, e incluso expresidentes, han señalado que este recinto no es productivo
. ¿Habrá algo que temer por las actuaciones realizadas, que se requieran la pasividad y los aires frescos y cálidos de esa curul?.
Eso lo desconocemos, pero las fuertes sumas de dinero que se manejan en el Presupuesto General del Estado y las amenazas de recorte para el funcionamiento a las oficinas públicas anualmente, no se ven en el PARLACEN.
Lo cierto es que las reservas de muchos espacios inclinarían la báscula de la probabilidad, de quienes están repitan. Obligando al elector a someterse a la lista forzosa de las figuritas repetidas.
Es preocupante, que la oferta electoral que se nos presentará para el 5 de mayo de 2024 nos traerá rostros que han ocupado los principales titulares en los medios de comunicación impresos del país.
Por mantener unos ligeros temitas pendientes ligados a la justicia, que deben ser resueltos, para evitar comprometer honorabilidad.
