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LOS PROBLEMAS SOCIALES DE PANAMÁ Y LA TENTACIÓN DE LA IRRESPONSABILIDAD DE SARTRE

Autor: Luis Montero

Algunos seres humanos son capaces de llevarse a sí mismos hasta el plano de su propia idealización. Más allá, estos seres convertidos en líderes de gobiernos, ya de imperios estados o naciones, pueden elevar también a planos ideales a sus pueblos. Desde la antigüedad, filósofos como Sócrates, y Confucio, y más tarde Gülen sostuvieron esta idea que era para ellos el camino para mejorar la humanidad. Por supuesto, esto era, en sí, la finalidad de sus reflexiones, es decir, una finalidad humanista, en contraposición a otras finalidades o razones últimas del pensar filosófico, como pueden ser las realizaciones de planes divinos, ecológicos, cosmogónicos, etc. Aclaremos, hay visiones en que la realización de la humanidad no es el centro o el fin universal, sino que lo pueden ser el cumplimiento de ciclos, la autorrealización de dioses, el mantenimiento del equilibrio natural, etc. En Hegel, por ejemplo, es la autorrealización del absoluto (una especie de Dios sin conciencia) la finalidad del desarrollo de la realidad en el que la humanidad es solo un aspecto más del devenir que se transforma y puede desaparecer sin problema.

Además, recordemos que algunas visiones sobre el cómo debe ser y quienes deben impulsar el desarrollo de la humanidad no provienen de los modelos o escuelas filosóficas, sino de otras disciplinas, algunas de las cuales tienen una orientación práctica. Este es el caso del liberalismo en el que la sociedad es impulsada por el empresario emprendedor, bajo cuya gestión la sociedad avanza hacia su mejoramiento y los individuos tienen la oportunidad de ser felices.

Entre los autores que plantean el tema de la responsabilidad de que unos seres humanos bien educados y de valores ideales y superiores se constituyan en los guías y el ejemplo de la sociedad, sobresale Jean-Paul Sartre, quien desde una

dialéctica impresionante deduce la obligación de estos individuos con conocimientos y valores elevados en hacerse responsables del desarrollo humano.

Jean Paul Sartre (junio de 1905- abril de 1980) uno de los más poderosos e influyentes pensadores del siglo XX quien fue meritorio del Premio Nobel de Literatura en 1964 (aunque no lo acepto) y cuya base filosófica e ideológica es el marxismo humanista y el existencialismo (Ver Crítica de la razón dialéctica en que trata de conciliar una y otra corriente) fue además un intenso militante político por la humanidad y en esa militancia nunca faltaba su principio de “responsabilidad de los conscientes”.

Para Sartre, el percatarse de que se ha captado algo es tomar conciencia reflexiva y ello es un estadio superior a simplemente captar algo, pues esto puede darse hasta de manera inconsciente (conciencia pre reflexiva). Sartre se coloca al lado de los que piensan que el ser humano es responsable de su existencia porque él es consciente de lo que conoce y puede conscientemente conocer más y mejorar las circunstancias. Así, el ser humano puede y debe ser libre, entendido esto posteriormente como la posibilidad de que esta libertad sea para la humanidad. Sartre piensa que el ser humano puede hacerse a sí mismo, por tanto, puede hacerse libre. De hecho es su deber.

Pero es entonces cuando el filósofo francés, explica que a mayores grados de conciencia del hombre, mayores grados de responsabilidad. Y esta responsabilidad no debe ser eludida. El hombre consiente es el responsable de la construcción del ideal humano y de impulsarlo entre los demás.

Pero ¿Cómo es que hay muchos hombres con elevados niveles de conciencia que no asumen responsabilidad alguna con los problemas de la humanidad? Frente a ello, Sartre asume que estos hombres caen en la “tentación de la irresponsabilidad”

es decir, caen en la tentación de no comprometerse para no arriesgar lo que hoy solemos llamar “zona de confort” o no arriesgar la vida, etc.

Sartre, en vista de la gran problemática de la época que le tocó vivir, fue duro con la gran cantidad de individuos-intelectuales, por supuesto – que cayeron en la tentación de la irresponsabilidad.

En Panamá debemos preguntarnos ¿Cuántas personas con niveles elevados de conciencia, con importantes competencias y habilidades, nos negamos a involucrarnos y participar en la solución de los problemas sociales? De hecho, hasta personas a las que se les paga para ello se alejan de esa responsabilidad manteniéndose en los niveles mínimos de cooperación.

Un buen ejemplo de ello lo vemos en la Universidad de Panamá. Allí los docentes tienen responsabilidades de docencia, investigación y extensión. Pero, de todas estas funciones, el progreso provendría del desarrollo de la investigación. Las universidades del presente y del futuro son de investigación.

Aquí, estos intelectuales han caído en la “tentación de la irresponsabilidad” pues son ellos los primeros llamados a ser “conciencia crítica de la nación”.

Un indicador de lo anterior es el hecho de que de los 4.529 docentes que daban clases en la Universidad de Panamá en 2018, menos del 3% investiga, es decir, aporta con su conocimiento a la solución de los problemas.

El autor es docente universitario.

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