Por: Alfonso Fraguela
Lo ocurrido este martes 11 de julio de 2023, evidencia una conducta inusual de desesperación y de franco irrespeto para los televidentes de TVN. La interrupción en la agenda noticiosa, previamente programada en muchas ocasiones con 24 horas e incluso hasta con una semana de antelación, quedó fracturada por una entrevista de alguien que no estaba en ella, irrespetando al televidente que tiene el derecho de elegir a quien ver y a quien escuchar.
Según registran los medios, el vicepresidente y Candidato a la República, apareció sin estar invitado, alterando la agenda de noticias del noticiero matutino, y evitando con ello que pudiera ser visto y escuchado el expresidente Martín Torrijos, quien era el invitado previamente anunciado por el medio, en diversas plataformas.
Como consecuencia de esa alteración, el invitado no pudo ser entrevistado, restringiendo de esa manera la libertad de los ciudadanos y el derecho a escuchar al exgobernante.
En cambio, obligó producto de esta entrevista forzada a violentar ese derecho de las personas de elegir.
Al final, la entrevista fue lo que muchos han coincidido, un desacierto cargado de frases, interrupciones que dejaron a flor de piel, una arrogancia y soberbia que es repudiable, por no lograr el resultado esperado.
Este candidato ejerce actualmente el segundo cargo más importante dentro del Órgano Ejecutivo, pero en un país Democrático como el nuestro no da pie para imponer lo que él quiera, y mucho menos si su aspiración es repetir en el poder.
La política del Faraón que han ejecutado muchos políticos que han quedado desorientados por el poder, han ocasionado la caída más desastrosa que se haya podido imaginar al no ver cristalizada sus pretensiones.
Panamá, merece un gobernante que se identifique con el pueblo noble que tenemos, con los ciudadanos que lo único que han buscado es mejorar su condición de vida, de una forma honesta.
Las imposiciones disfrazadas de una empatía hipócrita tendrán los resultados en quienes deben sostener su puesto de trabajo al precio que sea. A quien las circunstancias los obligarían a apoyarse en un cuchillo de doble filo, para no caer al vacío.
Esas no son las personas que necesitamos dirigiendo la cosa pública, ni mucho menos haciendo ver que esta administración no cometió errores, cuando los cometió, y quien aspire a la Presidencia los cargará por ser parte de ellos.
